Hace 11 años | Por madafacka a sociologosplebeyos.com
Publicado hace 11 años por madafacka a sociologosplebeyos.com

“El que no se ruboriza del mal que hace es un miserable”, decía Aristóteles. El espíritu de cada época se refleja en el lenguaje y dos de las palabras más repetidas en los últimos años, al margen de las relacionadas con la crisis, tienen que ver con las alusiones a la falta de veracidad y la vergüenza. Otras están en desuso como el honor.

Comentarios

zaq

#1 En algunos casos sí, pero en otros muchos quizás tiene más que ver la exaltación de una libertad mal entendida, como dice #4: "yo" por sobre los "demás", sin autoexamen ético de nuestra moral, incluso por falta de ésta. Vamos, que los demás son "masa" de la que aprovecharnos, no un conjunto de individuos como yo.

Igual me equivoco, pero entiendo que la libertad de desplazamiento actual es al mismo tiempo una increíble oportunidad y una amenaza a la estabilidad de nuestra sociedad si no la gestionamos bien. No lo comentan en el artículo, pero podría subyacer al problema que se discute. Si antiguamente en tu pueblo o barrio de la ciudad alguien se saltaba el interés común reiteradamente era condenado al ostracismo, algo terrible para ese individuo: era dificilísimo vivir sin el apoyo de la comunidad. Actualmente, por ejemplo, es relativamente frecuente apuñalar por la espalda a algún compañero para conseguir un objetivo exclusivamente personal, y utilizarlo como comodín para continuar en otro lado, lejos de ese grupo: en buena medida, compensa hacerlo si no te quita el sueño. En otras palabras: el individualismo exacerbado sería beneficioso.

Los políticos al frente del gobierno del estado, y el descaro con el que manejan sus corruptelas en las últimas décadas, quizás no es más que el reflejo de una forma de pensar cada vez más extendida entre nosotros, los ciudadanos: . Si esto es así, tenemos un grave problema: la clase política puede ser renovada sin miramientos en unos pocos años, pero cambiarnos a notros mismos probablemente llevará más de una generación.

zaq

#10 Muy cierto. La verdad es que el análisis de por qué no hacemos lo mismo es complicado. Entiendo que no es por nuestra naturaleza latina: Polonia, Hungría, Lituania, Ucrania, Rusia, etc. no lo son, y aún es más vergonzosa su situación que la nuestra. Tampoco es que estemos "demasiado al sur": ellos están bien al norte, y los EEUU más la sur.

Si tuviera que decir algo, lo enfocaría quizás por cómo en los dos últimos siglos se han gestado en cada zona sus respectivas élites. En general, todo el cuadrante noroccidental de Europa -más o menos- era un zona extensa, compacta y densamente poblada, muy bien comunicada: había masa crítica que posibilitase los cambios que llegarían. La pronta implantación de las ideas ilustradas y la primera y segunda revolución industrial promovió durante siglos un cierto tipo de meritocracia, contrapuesta al orden del antiguo régimen. Algo así como una "salvaguarda" en caso de estado fallido por la evolución bastante voluble de la política, a corto plazo: estaba construida desde abajo, y poseía gran inercia. La gente no tenía que aferrase a oportunidades externas -la gracia de algún señor, o las riquezas naturales de américa-, sino que en buena medida debía plegarse a esa meritocracia para prosperar. En líneas generales, claro: las excepciones siempre abundan.

Y actualmente es difícil seguir el mismo proceso: esa élite influye de mil maneras y sin miramientos sobre los países que lo intentan, para salvaguardar su propio estatus y el de las sociedades que los sustentan. El quid es que a ellos mismos no les sucedió esto: se enfrentaron en su día a un sistema caduco, que languidecía. Y sin embargo ahora las herramientas disponibles, desde principios del siglo pasado, para imponer su voluntad a nivel mundial son tremendas.

Pero ésta es mi humilde opinión, quizás una teoría alocada, como en #9. Me gustaría conocer mejor nuestra historia para evaluar con buen criterio su verosimilitud.

lorelai6

La falta de vergüenza en esta sociedad parece ligada a la exaltación de la libertad personal. Así que mientras consideremos más importante el obtener pingües ingresos que la eliminación de las injusticias en la sociedad, no vamos a salir de la crisis ética en la que estamos sumidos.

D

#4 Te lo parecera a ti. Que tienes en contra de la libertad personal y que te hace pensar que tengamos algo parecido?

OCLuis

"No sienten vergüenza ninguna porque tampoco la ley les merece ningún respeto."
Esa es la clave de todo. La justicia tiene que hacerse respetar para suplir la falta de vergüenza y de remordimiento de los corruptos.

Por cierto, genial la foto del cánido que ilustra el artículo. lol

Tao-Pai-Pai

La corrupción es como masturbarse. Al principio te sientes sucio y despreciable. Después te acostumbras e incluso lo distrutas.

D

"Cuando el egoísmo se convierte en un modus operandi legítimo, hay una erosión del sentimiento de vergüenza, porque la vergüenza presupone una posibilidad de ser responsable para con los otros. Y el capitalismo ha erosionado en gran manera esa capacidad. Esta es una cultura que legitima la persecución hedonista del propio interés en todos los dominios."

Esta sociedad difícilmente generará políticos que actúen con justicia.
Sí, estamos en crisis, pero de valores.

noexisto

Completamente de acuerdo (mi comentario no es más que un chiste rápido) Curiosamente en Estados Unidos/Holanda/bélgica, etc he visto más labor social y desinteresada que aquí (los "actions team") desde hacer grupos universitarios para enseñar inglés a hispanos y mil cosas más. En forma de compromiso, es decir, te toca una tarde todas las semanas y lo vas a hacer todo el semestre. y la gente que se compromete suele hacerlo. Aquí creo hemos cogido lo peor de ambos mundos (el latino y el anglo)

Torosentado

Pedro Arriola del PP es político y sociólogo, la parte derecha de su cuerpo, estudia a la izquierda. Wert también dio clases de sociología política. Valiente chorrada de noticia.

m

¿Sentido de culpa?. Un animal carroñero es carroñero. El problema es que ese tipo de animal gobierne. A ver si abrimos los ojos.