Hace 9 años | Por shake-it a eldiario.es
Publicado hace 9 años por shake-it a eldiario.es

Nunca pensé que Fugazi, una de mis bandas favoritas, tuviese nada que ver con el urbanismo y las políticas públicas. Tampoco había caído hasta ahora en que mis años en un grupo de rock noventero autogestionado, de dedicación casi profesional pero resultados amateurs, hubiesen dejado rastro alguno en la manera de enfocar mi trabajo.

Comentarios

anxosan

Para mi el gran problema del urbanismo es que quienes toman las decisiones no son ni los técnicos (Arquitectos, Ingenieros, Urbanistas), ni los ciudadanos.
Los que deciden sobre el futuro de las ciudades son políticos corruptos e ignorantes y corruptores con intereses inmobiliarios.

Después viene el hecho de que muchos (también arquitectos) no tienen ni idea ni interés en la humanización del espacio urbano, no se analizan los casos que funcionan mientras se repiten errores/horrores fracasados hace décadas, se desprecia la participación y colaboración de los vecinos o de técnicos que no sean los seleccionados, la normativa reguladora es un caos, etc.

shake-it

#1 Llevo toda mi vida profesional (casi una década) dedicada al urbanismo y puedo decir que coincido sensiblemente con tu análisis. En el planeamiento urbanístico se echa mucho en falta equipos interdisciplinares, ya que aunque en teoría para la elaboración de un plan parcial se precisa la participación de economistas, abogados, sociólogos, ambientalistas, ingenieros y arquitectos entro otros, la realidad es que al final esos planes parciales los saca adelante un equipo formado por dos o tres técnicos (normalmente arquitectos especializados en planeamiento) y un delineante, que sacan los proyectos como churros. En teoría hay un período de información pública y alegaciones, pero se suelen limitar a temas estrictamente económicos y financieros. En la práctica no hay participación ciudadana.

Y sí, luego están los intereses más o menos lícitos o más o menos espúreos del equipo de gobierno de turno, que presionan al equipo redactor para que se pliegue a sus exigencias.

En cuanto a la normativa, no creo que sea caótica. Sin embargo la cesión de competencias en materia de urbanismo a comunidades y municipios no se hizo de una forma razonable y existen multitud de lagunas y vericuetos que nos han llevado a donde nos han llevado.

anxosan

#2 Todo lo que he comentado lo conozco de primera mano, yo también he hecho planeamiento (general y de desarrollo) y he visto cosas que vosotros (gente) no creeríais. Naves de ataque en llamas más allá de Orión he visto como no se hacían cosas porque afectaban a la familia del alcalde; he visto promotores que querían dictar donde poner urbanizables o qué alturas construir en sus terrenos, he visto como el ayuntamiento se negaba a hacer convenios con vecinos que estaban dispuestos a pagar la urbanización de una plaza, he visto (me las contestaron a mi) dos alegaciones distintas que resuelven de modo opuesto una misma petición, he visto como todos los urbanizables eran "casualmente" en terrenos del mismo promotor, he visto pueblos de 2000 habitantes con planeamientos que justifican capacidad para 60000, he visto triquiñuelas para evitar estudios de impacto ambiental o informes sectoriales, he visto no computar 100000m² de edificabilidad en un polígono, he visto a "expertos en urbanismo" reconocer que no tienen "ni puta idea" de quienes son Gehl o Jacobs, he visto alcaldes decir que los arquitectos no deberían meterse en temas de urbanismo porque "los que importan son los promotores" (textual), he visto como los criterios de aprobación de planeamiento cambian en función del color político del que presenta la petición... todos esos momentos los sufrimos en las ciudades, todos los días.

Y sobre el caos normativo, quizá vivas en una Comunidad donde esas cosas no pasen (¡el paraíso!) pero aquí las disposiciones transitorias están hechas para legalizar lo ilegalizable, los plazos no se cumplen jamás, los planes sacan incongruencias con cualquier normativa superior e incluso contradicciones en su propio articulado que ni los técnicos municipales se atreven a interpretar.