Hace 9 años | Por crob a io9.com
Publicado hace 9 años por crob a io9.com

La imagen contiene la frase exacta del artículo recientemente publicado. Aparentemente los autores no revisaron uno de los artículos citados, y el editor no se molestó en editarlo. Así que en lugar de la cita se acabo publicando: "deberíamos citar aquí la mierda de paper de Gabor"

Comentarios

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#5 Gábór es nombre hungaro

T

#12 Hombre, lo decía por la coña, que era bastante similar. No quita que pudieran ser parientes (ehem... lol), pero bueno, ya sabía que Gabor era nombre húngaro. A poco que hayas podido seguir las carreras de motos en los últimos años igual te suena Gabor Talmacsi.

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Tendría que haber sido revisado por nones

a

#17 Yo no voy a entrar en adjetivos de ésos, pero es verdad que después de un tiempo en ciencia, coincido en que la revisión por pares funciona muy mal. Sí, sobre el papel es preciosa, pero al final te encuentras con tipos que o bien quieren que les cites, o bien no se leen ni el artículo. Lo malo de la ciencia es que la hacemos humanos, y se nota.

F

#14 OLE, ole y ole. Has resumido en dos frases la idea que me he hecho de la ciencia durante los cuatro años que llevo de doctorado. A mi modo de ver, y al menos en mi área, la ciencia está llena de comunidades en las que se lamen las pollas unos a otros en los congresos, felicitandose mútuamente por resolver problemas irreales que a nadie le importan ni nadie tiene. El único propósito que tienen es publicar, publicar y publicar, cuanto más mejor, y si de un mismo trabajo puedes sacar tres artículos en vez de uno, todo para engrosar el currículum y pedir trienios, sexenios y pollenios, pues mejor. El problema es que lo hacen todos, y a ver como convences a tus directores de que estáis resolviendo un problema que no existe.

neotobarra2

#14 Es que una cosa es la ciencia y otra el modelo científico actual, vendido a los intereses económicos y al individualismo egoísta. Yo tengo plena confianza en la ciencia, pero más bien poca en los científicos actuales. Hay demasiado dinero de por medio, demasiados conflictos de intereses, demasiada parcialidad e intromisión de agentes externos.

Y no, no siempre fue así. Esto es un extracto de una reflexión que Michael Crichton añadió a una de sus novelas en 1990:

El final del siglo XX fue testigo de una «fiebre del oro» científica de asombrosas proporciones: la urgencia precipitada y frenética por comercializar ingeniería genética. Esta empresa avanzó con tanta rapidez, con tanto dinero, con tan pocos comentarios externos, que apenas si se llegan a comprender sus dimensiones y consecuencias.

La biotecnología promete la revolución más grande de la historia humana. Para fines de esta década habrá dejado muy atrás la energía atómica y los ordenadores en cuanto al efecto que habrá de ejercer sobre nuestra vida cotidiana. Como lo expresó un observador, «la biotecnología va a trasformar todos los aspectos de la vida humana: nuestros servicios médicos, nuestra alimentación, nuestra salud, nuestras diversiones, nuestro cuerpo mismo. Nada volverá a ser igual. Literalmente, va a cambiar la faz del planeta».

Pero la revolución biotecnológica difiere de las trasformaciones científicas anteriores en tres aspectos importantes:

* Primero, está muy difundida. Norteamérica entró en la Era Atómica a través del trabajo de una sola institución investigadora, en Los Álamos. Entró en la Era de los Ordenadores a través de los esfuerzos de alrededor de una docena de compañías. Pero hoy las investigaciones biotecnológicas se llevan a cabo en más de dos mil laboratorios sólo en Norteamérica. Quinientas compañías de gran importancia gastan cinco mil millones anuales en esta tecnología.

* Segundo, muchas de las investigaciones son irreflexivas o frívolas. Los esfuerzos por producir truchas más pálidas para que sean más visibles en el río, árboles cuadrados para que sea más fácil cortarlos en tablones y células aromáticas inyectables para que una persona tenga siempre el olor de su perfume favorito pueden parecer una broma, pero no lo son. En verdad, el hecho de que se pueda aplicar la biotecnología a las industrias tradicionalmente sujetas a los vaivenes de la moda, como las de los cosméticos y el tiempo libre, hace que crezca la preocupación por el uso caprichoso de esta poderosa tecnología nueva.

* Tercero, no hay control sobre las investigaciones. Nadie las supervisa. No hay legislación federal que las regule. No hay una política estatal coherente ni en Norteamérica ni en parte alguna del mundo. Y, dado que los productos de la biotecnología van desde medicinas hasta nieve artificial, pasando por cultivos mejorados, resulta difícil instrumentar una política inteligente.

Pero más perturbador es el hecho de que no se encuentren voces de alerta entre los científicos mismos. Resulta notable que casi todos los que se dedican a la investigación genética también comercian con la biotecnología. No hay observadores imparciales. Todos tienen intereses en juego.

La comercialización de la biología molecular es el acontecimiento ético más pasmoso de la historia de la ciencia, y tuvo lugar con velocidad desconcertante. En el transcurso de los cuatrocientos años que han transcurrido desde Galileo, la ciencia siempre avanzó en forma de investigación libre y abierta del funcionamiento de la Naturaleza. Los científicos siempre pasaron por alto las fronteras de las naciones, manteniéndose por encima de las preocupaciones transitorias de la política e incluso de las guerras. Los científicos siempre se rebelaron contra la imposición del secreto sobre las investigaciones, y hasta fruncieron el ceño ante la idea de patentar sus descubrimientos, al considerarse a sí mismos trabajadores para el beneficio de toda la Humanidad. Y, durante muchas generaciones, los descubrimientos de los científicos gozaron, por cierto, de la cualidad de ser peculiarmente desinteresados.

Cuando, en 1953, dos jóvenes investigadores de Gran Bretaña, James Watson y Francis Crick, descifraron la estructura del ADN, se aclamó su trabajo como un triunfo del espíritu humano, de la búsqueda multisecular para entender el universo de manera científica. Se esperaba, confiadamente, que el descubrimiento de Watson y Crick se brindaría desinteresadamente para mayor beneficio de la Humanidad.

Sin embargo, eso no ocurrió. Treinta años más tarde, casi todos los colegas científicos de Watson y Crick estaban dedicados a otra clase completamente diferente de proyecto: las investigaciones sobre genética molecular se habían convertido en una vasta empresa comercial que entrañaba muchos miles de millones de dólares, y los orígenes de esta empresa se pueden localizar no en 1953, sino en abril de 1976.

Ésa fue la fecha en la que se celebró una, ahora famosa, reunión, en la que Robert Swanson, capitalista de empresas de riesgo, se acercó a Herbet Boyer, bioquímico de la Universidad de California. Los dos hombres acordaron fundar una compañía comercial para explotar las técnicas de fusión de genes desarrolladas por Boyer. La nueva compañía que constituyeron, «Genentech», pronto se convirtió en las más grande de las empresas pioneras de ingeniería genética, y la de mayor éxito.

De repente pareció como si todo el mundo quisiera volverse rico. Compañías nuevas se anunciaban con frecuencia casi semanal, y los científicos salían en tropel para explotar las investigaciones genéticas. Para 1986, por lo menos trescientos sesenta y dos científicos (incluidos sesenta y cuatro pertenecientes a la Academia Nacional de Ciencias) figuraban en las juntas de asesoramiento de las empresas dedicadas a la biotecnología. La cantidad de los que gozaban de participación en acciones, o que estaban a cargo de oficinas consultoras, era varias veces mayor.

Es necesario hacer hincapié en cuán importante era, realmente, este cambio de actitud: en el pasado los científicos dedicados a la investigación pura adoptaban un punto de vista esnob en cuanto a la aplicación comercial; consideraban la búsqueda de dinero carente de interés en el aspecto intelectual y sólo apta para tenderos. Y realizar investigaciones para la industria, aun en los prestigiosos laboratorios de la «Bell» o de «IBM», era nada más para aquellos científicos que no habían podido conseguir el nombramiento como profesores en una Universidad. De esta manera, la actitud de los científicos que hacían investigación pura era fundamentalmente crítica ante el trabajo de los colegas que hacían investigación aplicada, y ante la industria en general. Su prolongado antagonismo mantuvo a los científicos universitarios libres de lazos contaminantes con la industria y, cada vez que surgía el debate sobre cuestiones tecnológicas, se contaba con científicos imparciales que discutían los temas al más alto nivel.

Pero eso ya no es verdad. Hay muy pocos biólogos moleculares y muy pocas instituciones de investigación que estén exentos de vínculos comerciales. Los días de antaño acabaron. Las investigaciones genéticas prosiguen, y con un ritmo más furibundo que nunca. Pero en secreto, con prisa y para obtener lucro.

D

Hilarante es utilizar la palabra hilarante.

Por cierto, buena evidencia de en qué se ha convertido en parte eso que se llama "investigación".

SalsaDeTomate

#23 interesa más el chiste fácil que el conocimiento y reflexión crítica. Pero que no salga en portada no significa que el contenido pase desapercibido para todos

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Nadie dice que sea un error.

No sabes nada, Jon Nieve....

auroraboreal

#1 Discrepo: Jon Nieve sabe un montón



(no lo he podido evitar, perdón por el cruce de cables...)

Seta_roja

Hombre, hilarante no es mucho... Si acaso llamativo, simpático o gracioso, pero no hilarante.

Aparte de dejar claraque el mundo de los papera cada vez es menos serio, tb queda patente que el cuñadismo se ha extendido por todosnlosmestamentos sociales sin posibilidad de remisión...

Estamos a un paso de publicar en Springer un libro de chascarrillos de bar!

reithor

#24 me lo dices o me lo cuentas, que puedo identificar a uno de cada tres blind reviewers... Y mi area es relativamente grande. Por otro lado, lanzarse puyitas tiene su lado honesto, al menos te llega información de lo que piensan de ti. En este caso a mi me parece que es una versión final con respuestas a reviewers que pudo ser directamente aceptada por el editor. Y salvo que fuera un just accepted que esta sin editar, mucha parte de la culpa cae sobre los editores.

D

#25 ah, ok. En eso sabes más que yo entonces.
Gabor es bueno. Se ven en la obligación de citarlo aunque no les cae nada simpático. Lo de crappy no es un juicio técnico, es emocional. La disculpa "a terceros", casi sin nombrarle y eludiendo todo sentimiento de culpa, atestigua la animadversión. Curioso párrafo "de disculpa" que deja las cosas en peor situación. Pocas veces se puede ver un párrafo así, muestra que existen "ill-wills towards Gabor" en el tono general, mientras que las palabras explícitamente dicen que no los hay.
Es mi opinión, of course.

sorrillo

#13 Me sigue sonando a traducción literal del inglés.

Pasó del griego al latín y después al español.

http://etimologias.dechile.net/?hilarante

reithor

#13 #19 es algo muy común, los británicos copiaron algo y al final parece que lo inventaron ellos.

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Fin de la cita.

f

Os habéis leído el meneo? El error fue en la fase final de publicación, donde el autor revisa la maquetación final, y mira que no haya faltas y cosas así. Los referees no vieron ese texto cuando lo revisaron porque era otra versión.

Me apuesto lo que queráis que los maquetadores de la revista han quitado un símbolo de comentario en el LaTeX y ha salido ese texto. Lo digo porque a mi me ha pasado.

D

#18 La investigación privada no puede sino tener objetivos a corto plazo. Ninguna empresa o entidad con ánimo de lucro va a invertir dinero en un proyecto que necesite 20 años para dar sus primeros resultados comercializables, si es que los da. Sin embargo, esa ciencia es la que permite avanzar el conocimiento de la humanidad a largo plazo.

D

#28 tu argumento es válido, pero es una excusa de puta madre para no hacer nada útil... El largo plazo está demasiado lejos para que alguien se acuerde de si en tu día hiciste los deberes o no.

D

#34 vaya, ahora resulta que exigir resultados por tu trabajo es capitalismo.

Será mejor una ciencia donde te pagan por tocarte los huevos.

a

#39 El problema de los resultados son varios. 1) Imaginemos que te tiras varios años explorando una vía que no sale, por mucho que hayas trabajado (que pasa, porque en lo que se diferencia de la ciencia de la magia o de las muchas chorradas que hacemos los humanos, es que tú planteas una hipótesis, y luego tienes que demostrar que ésta es verdad). Pues los resultados negativos, salvo casos muy excepcionales, NO se pueden publicar. Pero tu trabajo ha sido igual. Incluso, ha sido útil, porque permite quitarle trabajo a alguien que prefiere explorar por otra vía. Pero como las revistas sólo quieren publicar resultados POSITIVOS porque se venden más, suele ocurrir que no los publicas, nadie se entera, y otro vuelve a insistir en los mismos errores. 2) También, al querer resultados, lo más probable es que te vayas a cosas fáciles, y rápidas. Sí, puedes poner tus esfuerzos en concentrarte en un proyecto difícil, complicado y arriesgado, pero entonces a lo mejor te tiras 20 años hasta tener un buen resultado. Y 20 años no tienes: los contratos predoctorales duran 4 años; los postdoctorales duran entre 2-4; un investigador fijo tiene más tiempo pero, a su vez, depende de trabajadores que tienen que sacar cuantos más artículos posibles entre 2 y 4 años, y depende del dinero que le dan en función de los resultados que ha obtenido previamente, especialmente en los últimos tiempos. Así que, ¿para qué se van a liar buscando la vacuna contra el SIDA, las reglas que determinan el plegamiento de proteínas, etc, cuando pueden dedicarse a un proyecto mucho más concreto que va a dar resultados más pronto? Y eso provoca mucha miopía científica. Lo ideal es poder dedicarte a un proyecto a largo plazo que sin embargo dé resultados periódicamente. Pero claro, eso no siempre es posible. 3) Al necesitar resultados, pronto y además positivos, se alienta al fraude. De hecho, se ha visto que el fraude en la ciencia ha aumentado sobre todo a raíz de las restricciones económicas en el NIH (el principal organismo de investigación de los Estados Unidos). Hoy en día la competición es feroz, y es más fácil y más rápido hacer las cosas si no haces bien los controles o, incluso, si te inventas los datos.
En definitiva, obviamente, no tiene lógico que se premie a un científico por "tocarse las narices" (perdona que emplee un lenguaje bastante más educado), pero el exceso de resultadismo hace que se pierda perspectiva, se favorezca que investigues cosas pequeñas y cortoplacistas, se alienta el fraude, y se hace que áreas y resultados enteros sean abandonados. Yo, de hecho, he visto rechazar líneas completas de investigación porque "no tenemos anticuerpos contra esta molécula, por tanto nos iba a costar mucho tiempo obtener resultados" o "no nos vamos a meter en esto porque no aportaría resultados nuevos sino sólo llevarle la contraria a lo que ha dicho otro, y aunque eso puede ayudarnos a esclarecer la verdad, no nos va a reportar ningún beneficio". Todo esto, independientemente de lo importante que fuera el tema para la ciencia o para su aplicación en ámbitos aplicados. Sin tanto resultadismo, la ciencia haría mucho más hincapié en investigar otras cosas. Y, después de haber trabajado ya 8 años en ciencia (buena parte del tiempo dependiendo resultados, y una parte menor dependiendo mucho menos), creo que soy una voz autorizada para hablar de este tipo de temas con argumentos consistentes.

a

#39 El problema de los resultados son varios. 1) Imaginemos que te tiras varios años explorando una vía que no sale, por mucho que hayas trabajado (que pasa, porque en lo que se diferencia de la ciencia de la magia o de las muchas chorradas que hacemos los humanos, es que tú planteas una hipótesis, y luego tienes que demostrar que es verdad). Pues los resultados negativos, salvo casos muy excepcionales, NO se pueden publicar. Pero tu trabajo ha sido igual. Incluso, ha sido útil, porque permite quitarle trabajo a alguien que prefiere explorar por otra vía. Pero como las revistas sólo quieren publicar resultados POSITIVOS porque se venden más, suele ocurrir que no los publicas, nadie se entera, y otro vuelve a insistir en los mismos errores. (Lo mismo vale cuando descubres un error en los resultados de otro científico. Se puede publicar como carta al director de la revista donde se publicó, pero eso no cuenta para tu currículum ni te dan premios por ello. Por ello, aunque pueda ser algo importante para la ciencia, nadie quiere perder el tiempo con eso, y muy pocas veces se va a trabajar en ese aspecto, salvo casos muy puntuales y temas científicos muy punteros). 2) También, al querer resultados, lo más probable es que te vayas a cosas fáciles, y sencillas. Sí, puedes poner tus esfuerzos en concentrarte en un proyecto difícil, complicado y arriesgado, pero entonces a lo mejor te tiras 20 años hasta tener un buen resultado. Y 20 años no tienes: los contratos predoctorales duran 4 años; los postdoctorales duran entre 2-4; un investigador fijo tiene más tiempo pero, a su vez, depende de trabajadores que tienen que sacar cuantos más artículos posibles entre 2 y 4 años, y depende del dinero que le dan en función de los resultados que ha obtenido previamente, especialmente en los últimos tiempos. Así que, ¿para qué se van a liar buscando la vacuna contra el SIDA, las reglas que determinan el plegamiento de proteínas, etc, cuando pueden dedicarse a un proyecto mucho más concreto que va a dar resultados más pronto? Y eso provoca mucha miopía científica. Lo ideal es poder dedicarte a un proyecto a largo plazo que sin embargo dé resultados periódicamente. Pero claro, eso no siempre es posible. 3) Al necesitar resultados, pronto y además positivos, se alienta al fraude. De hecho, se ha visto que el fraude en la ciencia ha aumentado sobre todo a raíz de las restricciones económicas en el NIH (el principal organismo de investigación de los Estados Unidos).
En definitiva, obviamente, no tiene lógico que se premie a un científico por "tocarse las narices" (perdona que emplee un lenguaje bastante más educado), pero el exceso de resultadismo hace que se pierda perspectiva, se favorezca que investigues cosas pequeñas y cortoplacistas, se alienta el fraude, y se hace que áreas y resultados enteros sean abandonados. Yo, de hecho, he visto rechazar líneas completas de investigación porque "no tenemos anticuerpos contra esta molécula, por tanto nos iba a costar mucho tiempo obtener resultados" o "no nos vamos a meter en esto porque no aportaría resultados nuevos sino sólo llevarle la contraria a lo que ha dicho otro, y aunque eso puede ayudarnos a esclarecer la verdad, no nos va a reportar ningún beneficio". Sin tanto resultadismo, la ciencia haría mucho más hincapié en investigar otras cosas. Y, después de haber trabajado ya 8 años en ciencia (buena parte del tiempo dependiendo resultados, y una parte menor dependiendo mucho menos), creo que soy una voz autorizada para hablar de este tipo de temas con argumentos consistentes.

Raziel_2

El autor de la noticia ni siquiera se molestó en verificar el porqué de este ¿error?. Esto salió publicado ya en varios sitios, por lo visto se están burlando abiertamente del autor del artículo en cuestión.

Trataré de buscar una de las fuentes de hace unos días y la pegaré aquí.

Catapulta

La investigación se ha convertido en una estafa global al llegar el capitalismo a la ciencia. Publicar mucho es la finalidad ya no hay tiempopara contrastar. Los arbitros de las revistas mas que para verificar estan para decir si es importante o no la investigacion y por lo tanto si merece publicarse.

D

#16 precisamente creo que la ciencia pública no funciona al no haber "capitalismo". La investigación privada funciona bien (otra cosa son la moralidad de sus resultados).

a

#18 Al contrario, la ciencia pública funciona en gran medida por criterios capitalistas, o, si se quiere llamar, darwinistas. Te dan becas en base a resultados y objetivos (papers), y venden mucho más las ideas que tienen aplicación práctica. Si no publicas, no comes. El gran problema es que, como se destacaba en otros comentarios, la gente acaba obsesionada por tener muchos papers y citas, y pierde el punto de vista de investigar algo que realmente les interese (a ellos o al resto del mundo). Si hubiera menos capitalismo en ese sentido, funcionaríamos mejor.
Por otro lado, la ciencia privada tiene de ventajas que tiene mucho más dinero que la pública, y aún así se le nota un sesgo de objetivos importante. La mayor parte del objetivo de la ciencia privada es modificar ligeramente medicamentos que ya existen para tener nuevas patentes y seguir vendiendo, y crear medicamentos para que la gente funcione mejor en la cama. En cambio, enfermedades raras, Ébola, enfermedades de países pobres en general, se meten al fondo de un cajón.

reithor

Me he quedado con ganas de saber si el paper de Gabor es malo o no...

#16 eso sirve para las revistas con alto índice de impacto. Si vas a las especializadas de tu área, el proceso es más honesto en líneas generales.

D

#20 según las áreas de saber, no es muy extraño que en alguna de ellas sea tan novedosa y especializada que haya apenas una docena de estudiosos en todo el mundo que se dedican a ella. Incluso las revistas especializadas muchas veces preguntan al autor por quién puede ser capaz de entender lo que él ha escrito para hacer una revisión por pares. Como en todos los sitios, a veces estos pocos investigadores están picados entre sí: se lanzan puyas en los estudios, se hacen putaditas... y si estuvieran en alguna comida hasta a lo mejor se pegaban patadas por debajo de la mesa.
¿ Esto es un olvido del tal Zach ? ¿ O una puyita a Gabor, al que se sabe que hay que citarle por ser referencia, pero no se tiene muchas ganas de hacerlo ?
Pues mira que ha sido necesario dar una explicación/disculpa pública y con tono solemne para aclararlo. Más de uno ha pensado lo segundo.
Es gracioso el mundo de la investigación. No apto para personalidades sensibles.

D

Menos mal que no apareció en una revista de Humanidades o ya estarían algunos rajando de como esto evidencia que son una m sin ningún criterio bla bla bla

D

A ver que dice el tal Gabor

D

Este artículo es tan malo que ni sus revisores se tomaron la molestia de leerlo. Lo que es sorprendente es que alguien lo leyera y acabara por ver que era un borrador.

D

lol lol lol lol lol lol lol lol
Ay que grande ja ja ja.

bulo

Por el contexto del trozo que se ve tampoco parece muy cientifico. Es uno de esos papeles de opinion de gente a los que les gusta ir de cientificos.

geburah

Mientras sigáis haciendo estas burdas traducciones de artículos con títulos en inglés ya de por sí exagerados, los seguiré votando como errónea.

reithor

#26 tras la crítica destructiva, un comentario constructivo vendría bien,por ejemplo una sugerencia de traducción.

D

"Hilarante". No sé ni si existe en castellano. Mejor decir "desternillante".

D

#11 Gracias. Me sigue sonando a traducción literal del inglés. Qué le voy a hacer

Penetrator

#13 Pues prueba con "desopilante".

Wayfarer

#10 Su carencia de vocabulario resulta molesta.

CC: #11 #32

D

#10 Muy interesante tu falta de vocabulario, cuéntanos más ¿a qué se debe?