Un hombre se hace el ahogado y su perro reacciona así

#13 por la cuenta que os trae jajaja

#48 Tengo perros desde que nací hace varias décadas.

No te niego que determinados perros puedan tener comportamientos espontáneos "peculiares" cuando ven a un ser querido en el agua, aunque probablemente lo que suele pasar es que nuestra empatía natural por el bicho nos haga interpretar como "piensa que voy a morir-toma la determinación de rescatarme-se lanza y me sujeta calculando la fuerza necesaria para sacarme a flote", lo que para él es simplemente un estado de agitación, susto o juego ante un hecho fortuito determinado.

Así que no, esto del vídeo no es la ejecución rescate espontaneo.

#66 Pues mira, yo, lo poco que se de perros lo he aprendido desde que Nala está conmigo, sobre todo en foros específicos de su raza y viendo alguna que otra ocasión a César Millán.
Los perros de hoy día tienen la picha hecha un lío por el trato que le dan las personas.
Quiero decir que un perro es un animal, con todo lo que eso conlleva. Si lo tratas como si fuese un perrito faldero o un juguete el perro se confundirá y asumirá que ese tratamiento que le das es el normal.
Yo procuro tratarla con respeto y afecto, sin olvidarme que es un perro y haciéndole ver que ella no es una persona sino otra animal distinto. Para conseguir esto es muy importante que se relacione con otros perros que sean estables psiquicamente.
El perro de tu cuñado te mostraba su trasero para que lo olieses y te quedaras con su huella personal. Ese es el paso previo a adoptarte en su manada o simplemente para darte su confianza una vez que comprobó que eres un buen tipo.
Hay personas que tratan de cambiar la conducta propia del animal y hacerlo más humano, como hace César.
Yo creo que un perro debe de correr a recibirte cuando vuelves a casa porque te extraña, y saltar, y darte con el hozico para que le acarices. Ese es el comportamiento auténtico del can y por eso creo que solo hay que minimizar esa reacción cuando es incontrolable.
Nala es una perra tranquila, pero es una perra muy territorial y muy protectora con todos nosotros.
En cierta ocasión un compañero de trabajo se pasó por casa porque tenía el coche averiado. Nala lo vio esperando en la calle y asumió por defecto que era alguien que estaba acechando la casa. Se empezó a poner nerviosa, a ladrar y a llamar la atención.
Cuando yo salí traté de tranquilizar a mi amigo de tan nervioso como se puso al ver esa mole de pelo y músculo intentando saltar una cancela que tiene más de 1 metro y medio. La embestía de tal manera que más que un perro parecía un victorino. Incluso a mi me asustó.
Quise comprobar una cosa y le dije a mi compañero que me sujetase por el cuello y me tirase al suelo.
Entonces Nala se transformó completamente: comenzó a ladrar de una forma descontrolada. Se puso hecha una auténtica fiera. Aquello ya no era una perra sino el auténtico cancerbero del infierno.
A los animales hay que darles su sitio y no tratar de humanizarlos ni cambiar sus costumbres más allá de lo estrictamente necesario para que haya una buena convivencia entre ambos.