Dos años y tres meses de prisión. Esta es la nueva sentencia del Tribunal Supremo (TS) contra Marcel Surià, ex alcalde de Santa Fe del Penedès (Barcelona), después de que la Fiscalía pidió elevar la condena que había dictado previamente la Audiencia de Barcelona, y que fijaba una pena de dos años de prisión y una multa de 2.160 euros por los delitos de falsedad en documento oficial, con la atenuante de dilaciones indebidas.
Dos años y tres meses de prisión. Esta es la nueva sentencia del Tribunal Supremo (TS) contra Marcel Surià, ex alcalde de Santa Fe del Penedès (Barcelona), después de que la Fiscalía pidió elevar la condena que había dictado previamente la Audiencia de Barcelona, y que fijaba una pena de dos años de prisión y una multa de 2.160 euros por los delitos de falsedad en documento oficial, con la atenuante de dilaciones indebidas.
"La justicia no ha considerado los valores humanitarios", dice Surià al ARA. Él aceptó desde el primer momento que en 2007 emitió informes de residencia falsos para ayudar temporeros sin papeles que habían trabajado en la zona. Defiende que lo hizo porque estos inmigrantes sufrían "auténticos dramas personales" y necesitaban regular su situación, y asegura con rotundidad que no cobró nunca para hacerlo y, además, desde el primer momento quiso librarse cualquier administrativo del consistorio de una responsabilidad que entiende que es exclusivamente suya. Marcel Surià alega que también colaboró desde el primer momento con la justicia para esclarecer los hechos e insiste, con un tono tranquilo pero firme, que su motivación era "puramente humanitaria".
En los próximos diez días tiene previsto entregar una petición de indulto al ministro de Justicia, Rafael Catalá, y por ello ha iniciado una campaña en la que pide el apoyo de los ciudadanos. De hecho, aunque no estaba de acuerdo, decidió no recurrir la primera sentencia porque, como no tiene antecedentes, no debía ingresar en prisión. Casi ocho años después de haber firmado los informes, el Supremo considera que la Audiencia no tuvo en cuenta que se trataba de un delito continuado y, por tanto, impone una condena más elevada. El ex alcalde, lejos de rehuir su responsabilidad, sólo pide poder conmutar estos tres meses con una multa o trabajos sociales en favor de la comunidad y ahorrarse así el trance de tener que entrar en prisión.
Trama internacional
Parte del problema del excalde de Santa Fe, que ocupó el cargo entre 2003 y 2009 y dimitió cuando supo que estaba imputado, es que una trama delictiva internacional copió su firma y la utilizó para introducir personas en España de forma irregular. Lo hicieron al menos unas cincuenta veces, pero los jueces han determinado que Surià no tenía ningún conocimiento y tampoco participó.
Ante otras sentencias polémicas emitidas por la misma justicia que a él le condena, el exalcalde de Santa Fe prefiere evitar las quejas: "Ni ahora ni en el juicio no he querido compararme con nadie -dice cuando le preguntan si el Su caso es especialmente sangrante-. Lo único que he querido ver en todo el proceso es que mi condena no entra en el ámbito de la corrupción política ". Ahora la última palabra la tendrá el Estado, que deberá valorar su petición de indulto. Él sólo pide seguir trabajando y cuidando su familia.
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Dos años y tres meses de prisión. Esta es la nueva sentencia del Tribunal Supremo (TS) contra Marcel Surià, ex alcalde de Santa Fe del Penedès (Barcelona), después de que la Fiscalía pidió elevar la condena que había dictado previamente la Audiencia de Barcelona, y que fijaba una pena de dos años de prisión y una multa de 2.160 euros por los delitos de falsedad en documento oficial, con la atenuante de dilaciones indebidas.
"La justicia no ha considerado los valores humanitarios", dice Surià al ARA. Él aceptó desde el primer momento que en 2007 emitió informes de residencia falsos para ayudar temporeros sin papeles que habían trabajado en la zona. Defiende que lo hizo porque estos inmigrantes sufrían "auténticos dramas personales" y necesitaban regular su situación, y asegura con rotundidad que no cobró nunca para hacerlo y, además, desde el primer momento quiso librarse cualquier administrativo del consistorio de una responsabilidad que entiende que es exclusivamente suya. Marcel Surià alega que también colaboró desde el primer momento con la justicia para esclarecer los hechos e insiste, con un tono tranquilo pero firme, que su motivación era "puramente humanitaria".
En los próximos diez días tiene previsto entregar una petición de indulto al ministro de Justicia, Rafael Catalá, y por ello ha iniciado una campaña en la que pide el apoyo de los ciudadanos. De hecho, aunque no estaba de acuerdo, decidió no recurrir la primera sentencia porque, como no tiene antecedentes, no debía ingresar en prisión. Casi ocho años después de haber firmado los informes, el Supremo considera que la Audiencia no tuvo en cuenta que se trataba de un delito continuado y, por tanto, impone una condena más elevada. El ex alcalde, lejos de rehuir su responsabilidad, sólo pide poder conmutar estos tres meses con una multa o trabajos sociales en favor de la comunidad y ahorrarse así el trance de tener que entrar en prisión.
Trama internacional
Parte del problema del excalde de Santa Fe, que ocupó el cargo entre 2003 y 2009 y dimitió cuando supo que estaba imputado, es que una trama delictiva internacional copió su firma y la utilizó para introducir personas en España de forma irregular. Lo hicieron al menos unas cincuenta veces, pero los jueces han determinado que Surià no tenía ningún conocimiento y tampoco participó.
Ante otras sentencias polémicas emitidas por la misma justicia que a él le condena, el exalcalde de Santa Fe prefiere evitar las quejas: "Ni ahora ni en el juicio no he querido compararme con nadie -dice cuando le preguntan si el Su caso es especialmente sangrante-. Lo único que he querido ver en todo el proceso es que mi condena no entra en el ámbito de la corrupción política ". Ahora la última palabra la tendrá el Estado, que deberá valorar su petición de indulto. Él sólo pide seguir trabajando y cuidando su familia.
Como era la frase:
"No hay buena acción sin su justo castigo"