Publicado hace 9 años por --469757-- a catorze.naciodigital.cat

Considerado uno de los mejor escritores italianos de todos los tiempos, Erri De Luca se enfrenta a una pena de uno a cinco años de prisión. El delito, haber expresado en una entrevista que las obras del Tren de Alta Velocidad en el Valle de Susa debían sabotear. Una construcción que, desde los años noventa, mantiene los habitantes de este valle alpina en pie de guerra, debido al enorme impacto medioambiental pero también los riesgos para la salud que conlleva la perforación de unas montañas repletas de amianto y uranio. TRADUCCIÓN: #1

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TRADUCCIÓN

Os ofrecemos una cata de «La palabra contraria» (Siembra Libros), en el que Erri de Luca responde su procesamiento con una defensa de la libertad de expresión. Ha hecho el prólogo el diputado David Fernández. Llega a las librerías el 24 de marzo.

De joven me hice anarquista tras leer Homenaje a Cataluña de George Orwell. Escogí mi bando en esa edad que contiene todas las posibilidades. No he cambiado los sentimientos de aquella adhesión.

La literatura actúa sobre las fibras nerviosas de quien choca con el afortunado encuentro entre un libro y la propia vida. Son citas que no se pueden reservar ni recomendar. En cada lector corresponde la sorpresa inesperada entre sus días y las páginas de un libro.

Orwell no me remover un pelo con la novela 1984, donde inventa el personaje del Gran Hermano, dicho de manera inoportuna por un programa televisivo. En cambio, cambió el rumbo de mi vida con los anarquistas de la Guerra Civil española, en la que combatió como voluntario.

Podría ser que en mi emotiva educación napolitana hubiera la predisposición a una resistencia contra las autoridades. Podría ser que aquella ciudad tuviera algo que ver a la hora de inculcarme más fraternidad con los anarquistas de España que con los bolcheviques rusos.

Homenaje a Cataluña fue la primera piqueta plantada de mi tienda, que siempre ha acampado fuera de cualquier partido y parlamento.

La muerte del ferroviario anarquista Giuseppe Pinelli, que el 15 de diciembre de 1969 se precipitó desde la ventana abierta de la cuarta planta de la jefatura de la Policía de Milán, remachó esa piqueta. Durante los años siguientes, mi generación luchó por la inocencia de los anarquistas acusados del atentado en la Banca dell'Agricoltura en Milán el 12 de diciembre de 1969.

Y ganamos: los anarquistas fueron exculpados. Y perdimos: ninguno de los verdaderos culpables no ha sido condenado nunca.



A partir de mí mismo en esa edad, intento imaginar qué mueve un joven de hoy en día a exponerse a una lucha tan difamada y reprimida como la del valle de Susa. Una persona joven de otros lugares de Italia que pone en peligro el nombre, la cara y los antecedentes penales para apoyar a los de No-tav del valle de Susa.

Quizás a esa persona no le hace falta ningún Orwell que le explique la gran lucha del pueblo. Le basta con saber que hay una voluntad de resistencia civil, popular, para unirse a ellos.

Ahora bien, si tuviera la oportunidad de leer un Orwell de ahora que el encenguera, aquel autor quisiera ser yo.

Esto mismo, quisiera ser yo el escritor con quien topes por azar, que ha metido sus páginas dentro de los nacientes sentimientos de justicia que forman el carácter de un joven ciudadano.



De esta manera introduzco tan bien como puedo la acusación contra mí: instigación.

Instigar un sentimiento de justicia, que ya existe, pero que todavía no ha encontrado las palabras para ser dicho y para ser reconocido.

Y que te obliga a levantarte de repente y dejar el libro para que te sube la sangre a la cabeza, te cuecen los ojos y ya no puedes continuar leyendo.

Ir a la ventana, abrirla, mirar hacia fuera y no ver nada, porque todo pasa dentro.

Respirar profundamente para sentir con el oxígeno la circulación de una voluntad desconocida.

Comenzó a ser el aprendiz de una justicia nueva, que se crea desde abajo y choca contra toda la otra justicia sentada en el banco del tribunal.

Instigar, como me pasó a mí con Homenaje a Cataluña de Orwell.

Ante esta instigación a que aspire, aquella otra por la que se m'incrimina no significa nada.

Amalfi

Ya no es por la noticia, pero ahora se ha puesto de moda, que cualquiera da su manera de pensar, ya es calificado de delito, esto es un recorte, en el derecho de la libertad de expresión, me quedo alucinado.