Salhi, de 35 años y padre de tres hijos, confesó haber decapitado el pasado viernes a su patrón en la fábrica de paquetería en la que trabajaba desde hace varios meses y, posteriormente, trató de hacer volar una planta de material químico en la localidad de Saint-Quentin-Fallavier, a pocos kilómetros de Lyon, tercera ciudad de Francia. Los agentes se interrogan por el posible móvil islamista radical del crimen, que el sospechoso niega, según la radio.
Comentarios
Pues resulta que no era por motivos religiosos pero todos los gobiernos apelando al miedo para aumentar la represión de la población. Ya veréis como esta noticia no sale en los medios generalistas.
Muy mal, mentir es pecado.
A mi nunca me lo ha parecido
Admitió ser un cabrón por propia iniciativa.
Y la bandera yihadista?
Fue un atentado contra el proceso de gentrificación.