Hace 8 años | Por RojoNegro a yanisvaroufakis.eu
Publicado hace 8 años por RojoNegro a yanisvaroufakis.eu

Las crisis separan viejas ataduras. Pero también forjan esplendidas amistades.

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RojoNegro

Traducción:

A lo largo de estos meses hay una amistad que me ha impactado como un maravilloso reflejo de las nuevas posibilidades que la crisis europea ha arrojado.

Cuando vivía en el Reino Unido, entre 1978 y 1988, Lord Lamont (entonces Norman) representaba todo a lo que yo me oponía. Incluso pese a haber apreciado la franqueza de Margaret Tratcher, su régimen se erigió contra todo a lo que yo resistía. De hecho, hubo una dura demostración contra su gobierno a la cuál no pude unirme; siendo su pináculo la huelga minera de 1984 que me atrapó día a día, en toda su acidez y gloria.

Para Lord Lamont, político conservador incondicional, banquero inversor, y Tesorero perdurable y ministro de gobierno bajo Margaret Thatcher y John Major, los de mi clase debían de representar todo lo objetable en la juventud de entonces.

Y aún así desde que me convertí en ministro, y especialmente tras mi renuncia, Lord Lamont ha permanecido firme en su apoyo y extremadamente generoso con sus consejos[1]. De hecho, me sentiría honrado si me dejara contar con él como un buen amigo.

Fascinantemente, ni Lord Lamont ni yo hemos cambiado nuestras posturas políticas demasiado. Él sigue siendo un sólido político y pensador conservador. Y yo he permanecido en mi marxismo errático. Lo que me lleva a la fascinante pregunta: ¿Como es posible tal amistad?

La respuesta es simple. Una entrega común a la democracia y a la indispensabilidad de la soberanía del Parlamento.

Conservadores como Lord Lamont e izquierdistas de mi clase podrán estar en desacuerdo acerca de los fines de la sociedad. Pero estamos de acuerdo en que las reglas y los mercados son medios para unos fines sociales los cuales solo pueden ser determinados mediante la soberanía de las personas a través de un Parlamento donde dicha soberanía toma posesión.

Podremos estar en desacuerdo sobre el funcionamiento, la capacidad y los límites de los mercados, o incluso en el sentido preciso de la libertad en un contexto social. Pero somos uno en la convicción de que la política monetaria no puede ser despolitizada, ni tendrá la capacidad de determinar los limites de la soberanía de una nación. La noción de que la soberanía del pueblo acaba cuando la insolvencia saluda es un anatema para ambos.

La crisis de la Eurozona nos ha acercado no porque, como alguno ha insinuado, cada uno tenga su propio desprecio hacia Bruselas o Berlín. Sucedió porque la Europa pos Bretton Woods ha intentado reemplazar el orden monetario pos guerra y apoyado mediante el dolar con una unión monetaria tecnocrática. Y debido a que cuanto más fracasa Europa en esta tarea, tal como debe ser, más antidemocrática se convierte en su puja por abordar el fracaso económico mediante el incremento de las dosis de las reglas autoritarias.

[1] En un reciente intercambio bastante publicitado, Lord Lamont se dirigió a mi tal que así: "Me gustaría dar la bienvenida a un político, Yanis Varoufakis, quien para mi ha sido siempre intrépido en debate pero que se comporta con una educación de las de antes. No reconozco el retrato de Yanis Varoufakis en muchos periódicos. Yanis, en mi experiencia, siempre es escrupulosamente educado, valiente, pero racional y siempre estimulante."

angeloso

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