Hace 8 años | Por lince15 a grupomedicodurango.com
Publicado hace 8 años por lince15 a grupomedicodurango.com

Parece un capítulo de “Pesadilla en la Cocina”, pero no lo es. El guion de la famosa serie, se repite cada día en las mayorías de las cocinas de restaurantes españoles, cuyos empleados se enfrentan a un riesgo constante de sufrir accidentes laborales.

Comentarios

D

#1 supondré que pones el ejemplo de las centrales nucleares porque a priori son peligrosas pero accidentes lo que se dice accidentes en este tipo de centrales se pueden contar los dedos de las manos.

Lobazo

#2 No, pongo el ejemplo porque hay una cosa que se llama sarcasmo.

Pero bueno, ya que te pones en serio, es como el transporte aéreo. Muy seguro, pero cuando ocurre algo chungo... cágate lorito.

D

#3 está lloviendo, mi detector de sarcasmo tiene problemas.

D

#3 O en la construcción que es donde hay más tasa de accidentes

p

#7 No en todos los bares hay escaleras ni todos los camareros van a la cocina.

Esta estadística es de lo mas normal.

D

#1 A ver si respetamos un poco.

Lobazo

#9 ¿En qué te has sentido ofendido/a? ¿Te molesta que diga que un accidente laboral en una central nuclear da un poco más de miedo que en una barra de bar?

Es verdad que a veces servís unos cafés que parecen residuos nucleares con alta toxicidad, pero no es a lo que me refería tampoco.

D

#10 Hombre, si eres un administrativo en una central ...pues no da mucho miedo. Si entiendes que una fuga en una central nuclear es un accidente laboral, hombre, como chiste tiene un pase, pero como que no tiene mucha sustancia como comenterio. Yo entiendo que tu comentario es más en tono jocoso y me imagino que lo haces un poco por desconocimiento o por aburimiento.

Por otra parte, la hostelería no es solo poner cafés y cañas. A mi me gustaría ver a muchos trabajar algún turno de camarero de banquetes o de mesa en restaurantes en zonas turísticas de temporada alta, sobretodo en aquellos que pertenecen a franquicias o a hoteles, que ya que lo mencionamos, la hotelería padece de lo mismo que la hostelería pero es todavía más jodida, de hecho te digo una cosa, me apuesto la boina a que muchos no aguantarían una semana haciendo las 20 habitaciones diarias, o más, que hace una camarera de pisos, no te digo ya las lesiones que puede tener una señora (el personal depisos siempre son mujeres) que lleve 10 años currando. Te lo digo porque soy del gremio de hotelería. No voy a entrar tampoco en lo que se curra en una cocina ni en las condiciones penosas o la rotación brutal de personal (la gente no aguanta, así de duro es) para no ser pesado, pero entederás que me sienten un poco mal según qué bromas y comparaciones, por eso creo que tenía que pedir un poco de respecto.

D

#14 No conozco demasiado el trabajo de hotel, pero el de hostelería, el simple hecho de ser camarero me parece un trabajo durísimo, excesivo, incómodo y muy mal pagado.

P.D. En los países árabes el personal de pisos que mencionas, y el de cualquier otro tipo que trabaja en el hotel solo son hombres.

D

#1 Esa no es una comparación homogénea.

Y

Pues yo en menos de cinco años en hostelería he visto tres personas con fracturas, decenas de cortes (algunos con tendones seccionados) dos suicidios y otros dos compañeros que no se quedaron paralíticos de milagro. No es salto-base, es hostelería y su mundo. No he visto tanta siniestralidad laboral en ningún otro gremio y he trabajado de unas cuantas cosas. Tópico; pero la hostelería es muy dura, física y psicológicamente.
También me extraña la noticia, porque un buen camarero encuentra trabajo relativamente pronto y el paro no es algo que preocupe.

D

los otros 4 temen perder a los otros 6 compañeros

M

No entiendo la rareza del asunto. La mayoría de los trabajos imagino que desembocan en la misma ecuación.

cabobronson

#4 incluso en otro trabajos como los administrativos será del cien por cien

D

#8 Y en la política probablemente igual, a no ser que se considere el ingreso en prisión como accidente laboral.

#8 Pues si. Un chupatintas que trabajaba conmigo tenia un boli apoyado en la mesa con la punta hacia arriba, se durmio, el decia que no, y se lo clavo en el ojo. A punto estuvo de perderlo.