No tienen quien les arrope y les lea cuentos antes de dormir. No sabemos si el horror del que vienen les dejará contar ovejitas para atraer el sueño o las pesadillas son una constante que sus pequeños cuerpos tienen día tras día que soportar. ¿Dónde duermen los niños refugiados de la guerra?
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El artículo y las fotos estremecen