Hace 8 años | Por sinanpacha a nomada.gt
Publicado hace 8 años por sinanpacha a nomada.gt

Innumerables son las historias de abuso de mujeres cercanas a mí. Más allá de su expresión más común –la agresión en la calle–, que no deja de ser grosero, no señor, incontables son las mujeres que conozco que han sido violadas. La calle está llena de hijos de puta. Las casas están llenas de hijos de puta. Y la vida me dio la oportunidad de verlos de cerca: trabajé dos años en una fiscalía de violaciones de niños. Ahí estaban estos tipos que buscaban el placer en las relaciones de poder. Y ahí siguen, a pesar de las leyes más severas (...)

Comentarios

sinanpacha

El autor, Julio Prado, es fiscal en Guatemala. De violencia machista sabe un rato y más en un país en el que la violación -no hablemos de otras cosas- es equivalente a impunidad. Merece la pena leerlo, cuñados meneantes míos.

miau

#1 Me ha gustado mucho, gracias por compartirlo

D

Buen artículo. El año pasado o el anterior, Guatemala era el país con la mayor tasa de asesinatos de mujeres por sus parejas. Y con la más absoluta impunidad.

D

Buenísimo post. Meneo merecido.

No entiendo los votos negativos a este artículo

D

#3 suelen ser de "igualitarios"

granojo

#3 No intentes entenderlos. Son coherentes, siempre votan negativo a este tipo de artículos.

D

"opiniones espontáneas que nacen de hombres que ya están hartos de que sientan asco de ellos. O de ellos mismos sentir asco"

D

El que esto escribe fue violado dos veces por hombres, la primera a los doce y la segunda a los diecisiete, y aún así se puede superar. Mi solidaridad más absoluta por las víctimas de violaciones, y aún más lástima por quien la absoluta maldad ajena impide obtener de la vida sus mejores frutos: El propio perdón...
Hay vida más allá de la violación. Pero de esas cosas, las violaciones a niños en el entorno familiar nadie habla. Los niños no dan votos, ni se asocian; sólo si los implicados son del clero, entonces... todo escándalo es bienvenido con fines qué en nada tiene que ver con la reparación a las víctimas, y ésta es siempre una lucha de superación personal. Nadie puede amargarte la vida para siempre, si tú se lo consientes, esa sería su victoria.
Saludos.