[c&p] Hace pocos meses, la colombiana Luz Marina A., de 51 años, acudió a un locutorio para poder ver, por primer vez en siete años, a sus dos hijos en Bogotá, de 18 y 12 años, a través de una cámara conectada a Internet. "No pude decir una palabra. Lloraba. Yo no les reconocía físicamente, ni ellos a mí. Y lo peor de todo es que me preguntaban por el dinero". Luz Marina no puede viajar a su país porque, al estar irregularmente en España, si sale, no podrá entrar. "Es increíble el número de mujeres que salen llorando del locutorio..."
Comentarios
Luego saldrá el idiota de turno a tachar la criminalidad... si una persona está dispuesta a sacrificar su intimidad de pareja, su felicidad a corto plazo, su vida familiar, e incluso su dignidad exponiéndose a vejaciones por ayudar a quienes quiere, algunos deberían hacer honor a sus dramas con su silencio. No serán víctimas del terrorismo islamista ni etarra, pero están muriendo en vida poco a poco.
Es muy duro dejar hijos y familia tan lejos, para venirse a otro país con la única finalidad de trabajar y trabajar. Viviendo aquí con los mínimos gastos posibles, para mandar todo el dinero que ganen para alimentar y proporcionar mejor vida a los que quieren. Hay que tener un corazón muy grande para hacer eso.
Cada persona que viene aquí a trabajar y convivir con nosotros, tiene su historia y sus sentimientos. Por eso me duele cuando se habla de ellos generalizando y mirándolos como beneficios o perjuicios económicos, como si de ganado a importar o no se tratase.
Si hay que hacer leyes para regular la inmigración que se hagan. Pero sin olvidar que son seres humanos y tratándolos con la dignidad y el respeto que merecen.
Soy madre, y solo de pensar como se siente una madre en esa situación, se me encoge el corazón. Un beso muy fuerte y todo mi cariño para ellas.
Realmente un articulo muy interesante.