Viven para trabajar. Son adictos a la oficina, a su despacho, a las reuniones y a la empresa. Se llaman «workahólicos», personas que hacen del trabajo su único fin en la vida.Cuando la espiral laboral les tiene completamente absorbidos achacan el estrés, el insomnio, los ataques de ansiedad y de pánico e incluso se enganchan a otras adicciones -tabaco, alcohol o cocaína- para mantener su ritmo frenético y de vértigo.
Comentarios
Y encima en las empresas les premian, aún sabiendo que son enfermos.
Estos hijoputas son los que nos dejan mal a los normales.
Tan contentos los gerentes con estos pringaos.
Trabaja para vivir, no vivas para trabajar!