El general mexicano Manuel Mondragón patentó en 1907 este revolucionario fusil, operado por gases, sistema ahora común en todas las armas automáticas. Este desconocido oficial de artillería mexicano dio con la solución que infructuosamente llevaban años buscando diseñadores de armas de la talla de Maxim, Browning, Mannlicher o Mauser. El sistema desarrollado por Manuel Mondragon representaba la culminación de más de 10 años de investigación. Pero en México nadie los podía fabricar, y en los EE UU no quisieron hacerlo.