Hace 16 años | Por --72708-- a rebelion.org
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«Como pueden comprobar, estamos muy mal: sin agua ni electricidad, tenemos que lavarnos en lugares muy sucios, no comemos a menudo y durante el invierno estamos expuestos a morir de frío», nos dice A., de 20 años. «Tenemos una verdadera necesidad de ayuda. Vivir en estas condiciones no nos permite imaginar un futuro». A. es originario de Malí y actualmente vive en el campo en la provincia de Foggia, en el sureste de Italia. Un equipo móvil de Médicos sin Fronteras recogió más de 600 testimonios como el suyo, entre julio y noviembre de 2007.