«El relato habla de una madrastra bruja que trata a su hijastra con pellizcos retorcidos, estirones de pelo...; se habla de cortarle el cuello a la niña y de clavarle un cuchillo. Todo ello ilustrado con dibujos». «El cuento añade no tiene desperdicio en cuanto a muertes y venganzas se refiere. No me cabe ninguna duda de que es un cuento que puede herir la sensibilidad de los niños, y no entiendo cómo no se hace un control de las publicaciones infantiles que pueden encontrarse en el mercado».
Comentarios
Ese cuento lo leí un montón de veces de pequeña y no me pasó nada.
Los cuentos de Perrault, hermanos Grimm o Andersen por ejemplo, se escribieron en una época diferente. Tengo unos tomos de los años cincuenta, donde vienen recopilados los cuentos de todos estos autores tal como se escribieron originalmente (aunque traducidos), y la forma de expresión, era mucho más radical, tanto en las florituras y lindezas como en lo miedoso y sangriento, pero no es como para que los prohiban o tachen de bárbaros.
En un par de años prohibirán hasta la caperucita roja ("que se comió a la abuelita? Va a causar un trauma en los niños!").
Delirante.
Estamos llegando ya al absurdo con la ultraprotección a la infancia: ya no se les puede castigar si se portan mal... ¡se les manda a pensar!, por ejemplo.
Por cierto, creo recordar que en el cuento original de La Cenicienta a una de las hermanastras, para que le quepa el zapatito de cristal, le cortan los dedos del pie. ¡Investíguenlo!
Poca literatura más cruel que los cuentos infantiles.
Es más viejo el cuento que la madre de la cría que lo quiere censurar.Que la meta en una burbuja y le de un vademécum para leer
Solo los adultos pueden ver con malos ojos a esos cuentos.