Hace 15 años | Por erbauer a soitu.es
Publicado hace 15 años por erbauer a soitu.es

No cabe duda de que la norma es garante de calidad, sin embargo cuando se trata de belleza pautarla resulta complicado. A menudo los ayuntamientos se esfuerzan por sintetizar sus cascos históricos en un conjunto de normas capaces de clonar las tipologías existentes. Lejos de conseguir ese elemento neutro capaz de pasar desapercibido a la vez que resalta las virtudes de los edificios "auténticos", esas pautas dan lugar a verdaderos "Frankenstein", "engendro" u "horrendo huésped" como Shelley denomina a la criatura...