Hace 15 años | Por --60234-- a perso.wanadoo.es
Publicado hace 15 años por --60234-- a perso.wanadoo.es

Curiosa pagina de titulares de prensa sobre corrupción desde 1984 hasta la actualidad. Dicha lista no es, ni mucho menos, exhaustiva. Tampoco pretende ser un parámetro objetivo para medir el grado de corrupción en el Estado español, pero, sin duda, constituye un indicador —aunque sea anecdótico— del ambiente de corrupción que genera la Prohibición, reflejado por los medios de comunicación.

Comentarios

padre

Gran web, yo ya la meneé en su tiempo jcuso

D

Conozco varios casos de corrupción de pequeña magnitud y os cuento uno de ellos.

Una quesería (de una comunidad autónoma gobernada por un partido que no quiero mencionar) no cumplía las condiciones sanitarias exigidas en la normativa. La veterinaria oficial hizo la inspección sanitaria y en el acta escribió las deficiencias que tenía dicha quesería y les dio un plazo para subsanarlas advirtiendo a los dueños que deberían corregirlas.

Pasó el plazo y volvió a hacer otra inspección y no habían corregido ninguna deficiencia; como consecuencia de ello, la veterinaria oficial cesó cautelarmente la actividad de producción de esa quesería. Mandó (el acta y un informe en el que proponía el cese total de la actividad) al órgano competente para incoar un expediente sancionador, pero como los dueños de la quesería tenían el carnet del partido, no les pusieron sanción y no les cerraron la quesería.

La veterinaria se quejó a los jefes de que no pusieran sanción y de que no cerraran la quesería. Por eso, se llevó una bronca del jefe recriminándole que esas deficiencias no impiden la obtención higiénica del queso.

Volvió a hacer otra inspección al mes siguiente y las deficiencias aumentaban en número y gravedad. Les dio por elaborar queso de cabra con leche cruda (sin pasterizar) para ahorrar costes. La veterinaria volvió a mandar el acta al órgano competente para incoar el expediente sancionador y un informe en que volvía a proponer el cese.

La veterinaria se volvió a quejar a los jefes de que no pusieran sanción y de que no cerraran la quesería advirtiéndoles del grave riesgo para la salud pública que supone el queso fresco de cabra elaborado con leche cruda. Por eso, se llevó una nueva bronca del jefe recriminándole otra vez que esas deficiencias no impiden la obtención higiénica del queso (tócate los huevos).

Esta historia de inspecciones y porpuestas de cese que no prosperan se repitieron durante año y medio aproximadamente.

La veterinaria pidió el traslado a la ciudad donde vive para no tener que coger el coche todos los días y estar más cerca de sus hijas. Le concedieron una comisión de servicio, o sea, estaría temporalmente trabajando en su ciudad.

Desde mediados de noviembre trabajó en su ciudad y me llamaron de la bolsa de trabajo de veterinarios para sustituir a la veterinaria mientras ella ocupara su nuevo puesto. Y ahora viene lo bueno.

Reviso las actas de inspección de la veterinaria, los informes, las propuestas de cese y los informes del órgano competente para incoar diciendo que los hechos no constituyen ninguna infracción (lo cual es falso).

Hago mi primera inspección en la quesería, mando el acta y el informe diciendo que no se ha corregido ninguna de las deficiencias que arrastra desde más de año y medio y les advierto del peligro para la salud pública. Pero me contestan lo mismo que a la veterinaria anterior. Por cierto, los dueños, más chuletas que nada, me informaron de que tenían el «carnet del Partido» y que no les iba a pasar nada.

Un mes después de que me incorporara al puesto de trabajo me llega una notificación del Servicio de Epidemiología de la Comunidad autónoma diciendo que hay cuarenta casos de brucelosis en pacientes de varias comunidades autónomas que tienen en común haber consumido queso fresco producido en esa quesería.

Inmediatamente después me llama el jefe (el mismo que le echó la bronca a la veterinaria) recriminándome con enfado y prepotencia que yo no he hecho mi trabajo. O sea, que según el, yo no he propuesto ningún cese ni ninguna medida cautelar y me llama incompetente. A partir de ese instante me indigno y le mando callar, le digo cuatro verdades, le llamo corrupto, gilipollas, y le digo que el incompetente es él por no haber seguido con el procedimiento sancionador y me cuelga el teléfono de golpe.

Acto seguido, me manda un fax en el que me ordena que me presente en la quesería con la guardia civil para cesar totalmente la actividad. A buenas horas.

Ha tenido que haber un brote de brucelosis para que los putos políticos acaben con una empresa que no cumple las condiciones sanitarias exigidas en la normativa vigente. Poco les ha importado el riesgo para la salud de sus votantes, les ha importado más quedar bien con el dueño de la quesería afiliado al partido.

Y la historia continúa con más irregularidades sin sancionar, pero no me apetece seguir escribiendo este tostón a menos que alguien me lo pida.