La policía detiene en Alicante a 5 directivos de una promotora por una estafa millonaria

Lo peor de estos tipos es que además la estafa no les era necesaria, tenían un buen negocio entre las manos, bastante diferente de la habitual inversión inmobiliaria que se basa exclusivamente en la revalorización del activo. Estaban construyendo apartamentos para universitarios en ubicaciones pegadas a los campus. Cada inversor compraba uno (o más, hay gente a la que han enganchado con cuatro) de los apartamentos, y simultáneamente, firmaba un contrato de alquiler con la empresa. La empresa luego alquilaba el apartamento a estudiantes, incluyendo en el precio algunos extras muy útiles para ellos: lavado semanal de sábanas, vigilancia las 24 horas, piscina, sala de estudio, parking opcional y lavandería con un pequeño recargo. El margen entre lo que cobraban los propietarios y lo que pagaban los alumnos era lo gastado en prestar esos servicios, y el beneficio de la empresa. Además, si luego tienes un familiar que tiene que estudiar en la universidad y quieres que ocupe tu estudio, te hacían un descuento. Los apartamentos eran pequeños pero cojonudos para los estudiantes: pequeña cocina, baño, armarios, gran mesa de estudio y cama con sitio para guardar cosas debajo. Y nunca a más de 200 metros del campus, al menos así era en las promociones de Alicante, y la fallida de Murcia.

Tenían otra línea de negocio, basada en la misma idea, para residencias de la tercera edad.

Desde el punto de vista del comprador, la relación entre lo que costaba el apartamento y el alquiler que cobrabas equivalía a una inversión financiera al 6% en los primeros que vendieron, y del 4% en los restantes.

Pues se ve que la avaricia ha roto el saco. A pesar de que algunas de las fases ya estaban en servicio y funcionaban bien (hay estudiantes del campus de Alicante que querían repetir y están preocupados por donde se van a alojar este curso), se ve que el estar toda la vida trabajando para ganarse el pan no era suficientemente bueno para estos tipos: han preferido agarrar el dinero que habían cobrado por los apartamentos pendientes de construir y salir corriendo.