Hace 15 años | Por --470-- a elcomercio.com
Publicado hace 15 años por --470-- a elcomercio.com

En “la cultura de la hamaca”, los horarios, rigores laborales, obligaciones, plazos y tareas son males del “sistema” que hay que combatir. Ni pensar en vivir mejor que el vecino, en tener prosperidad por vía de iniciativa, o en competir y crecer más allá de los límites de la plaza del pueblo o la orilla del río. El problema es que hay quienes odian la hamaca y desprecian la cultura del chinchorro, que son seres activos, competitivos e inconformes. Hay quienes necesitan trabajar, cambiar las cosas, ser mejores, competir y “ganarse la vida”.