La Reserva Federal y el monopatín [EN]

Primera parte de la traducción, no me peguéis si es muy mala:

"Malditas hipotecas subprime" pensaba el presidente de la Reserva Federal Ben Bernanke equilibrándose sobre el monopatín oscilante. "No podemos permitir más deuda". Mientras el monopatín deceleraba, preparó su ballesta. "Cuando el país debe millones y pide más, sus acreedores en las sombras comienzan a pedir favores". La ballesta sonó lanzando la cuerda a la muralla de la Reserva Federal. Mientras trepaba por ella, se vio reflejado en sus años pasados. "Heredé un sistema roto" se insistía. "Sólo hacemos lo necesario para evitar una catátrofe. No es mi culpa". Arrojó el monopatín al tejado, aterrizó sobre la tabla, y se adentró en la noche.

Desde su posición en el árbol al otro lado del camino, el blogger observó la desaparición de Bernanke a través de su blogoscopio. Susurró en su radio: "el pájaro está en el nido. Los pollos corren peligro de quemarse". "Roger that" oyó en respuesta. "Movilizando al Agente Clavicordio"

Dentro, Bernanke se movía a lo largo del muro como una sombra, alargándose y contrayéndose mientras las fuentes de luz se movían a su alrededor. En medio de un mar de armarios de archivadores, se heló. Olfateó el aire, se arrodilló, degustó el suelo, y se paró. "Sí pensó, Greenspan estuvo aquí"

Segunda parte:

El blogger había esperado cinco minutos y estaba empezando a impacientarse, así que cogió su radio. "Situación inminente. Pasa los patitos por el tubo de buceo. Repito: pasa los patitos por el tubo de buceo". "Vamos a activar el modo Sinatra" replicó el comandante. "Reticula el núcleo y pon el acelerador en 'críptico'. Prepárate para bailar jitterbug"

Bernanke forzó la cerradura de otra oficina interior, dándose cuenta demasiado tarde de que la luz estaba encendida. La silla en la esquina giró, y Bernanke se encontró cara a cara con Alan Greenspan. El silencio se adueñó del primer instante. "No saldrás de esta" comentó Greenspan, poniéndose en pie. "La Fed está sujeta a la vigilancia del Congreso. Pero nunca lo entendiste, ¿o no?". "Fue el Congreso quien vendió el país, no yo", replicó Bernanke. "No dispares al mensajero". "No pretendía eso" respondió Greenspan, tras lo cual abrió su navaja.

Tercera:

El blogger miró una vez más por el ojo de su blogoscopio. Encendió el interruptor titulado "esquema del edificio por capas". La vista externa del edificio desapareció, pero en lugar de planos, le apareció una pieza puzzle verde: “This view requires the Adobe Flash Player plug-in. Do you want to search for this plug-in now?”

"Mierda", pensó.

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Bernanke, intentando no resbalar en las manchas de sangre del suelo, forcejeaba con Greenspan. El viejo se movía como una serpiente que se movía como el anterior presidente de la Fed que se movía como un ninja. Finalmente, Bernanke consiguió enganchar el cuello de Greenspan y le arrojó a través de la cuarta pared, enviándole al suelo.

Improvisando un torniquete de los restos de la serpiente que quedaba del anterior símil, Bernanke se movió a través del vestíbulo

El tejado de la Fed, bañado por la luz de la luna, quedó repentinamente oscurecido. Un par de guardias buscaron la alarma intentando ver qué había tapado el cielo.

"¿Es eso..." susurró uno al otro, "... es eso un dirigible?"

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Bernanke alcanzó las bóvedas centrales, accedió al mainframe de Gibson, y comenzó a enviar los archivos solicitados a sus distantes maestros. No oyó el ruido sordo en el tejado, ni las cargas explosivas silenciadas o el sonido de la puerta abriéndose tras él. Pero en el último minuto, su sexto sentido hizo acto de presencia. Se giró justo a tiempo para ver una pieza de oro de tamaño de bola de golf llenar rápidamente su campo visual. Le golpeó en la frente, y cayó al suelo como un saco lleno de alimento.

El congresista Ron Paul recuperó el proyectil dorado del suelo y lo guardó en su bolsillo. "Intenta eso" dijo, quitándose sus gafas de sol, "con dinero fiat". Giró sobre sus talones, con su capa ondenado tras él, y dejó la habitación

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But at the last minute some sixth sense kicked in. He spun around just in time to see a golf-ball-sized lump of gold rapidly expanding in his vision. It struck him in the forehead, and he collapsed to the ground like a burlap sack full of scrapple.

Congressman Ron Paul retrieved the gold nugget from the floor and returned it to his satchel. “Try that,” he said, donning his sunglasses, “with a fiat currency.” He spun on his heel, cape swirling behind him, and swept from the room.