La policía japonesa desplegó este miércoles más de 56.000 efectivos cerca de cajeros automáticos de todo el país. Su objetivo es evitar que muchos ancianos caigan víctimas de un timo que está de moda. Aquí a este fraude lo llaman "la estafa del soy-yo".
Yo había desarrollado una técnica, una marca de la casa, que sólo usaba en momentos clave. Era un sistema muy arriesgado que consistía en poner una voz masculina estándar, atónica, pausada, y provocar que la víctima adivinase mi identidad.
—¿Quién habla? —preguntó la vieja después de mi “hola”.
—Lo que faltaba —dije— ¿Ya ni de mi voz te acordás?
—No sé —dijo la vieja—. ¿Con quién quiere hablar?
—¡Con vos, boludona!
Jugada arriesgadísima, tenía que actuar como un kamikaze. Funcionó:
—¿Daniel! —dijo ella, en ese tono intermedio entre la interrogación y la exclamación. El tono se llama “deseo”.
La entonación del nombre propio me dio un millón de pistas. Daniel no era un sobrino, ni un ahijado, porque el grito de la vieja había sido estremecedor. No podía ser más que un hijo. Posiblemente, único. Y ese mismo dato me llevaba a otra cosa: el hijo vivía lejos y no era muy dado a llamar a su madre. Me tiré de cabeza:
—¡Claro, mamá! ¿Quién va a ser?
—¡Dani, Danielito! —sollozó la vieja
Comentarios
Yo había desarrollado una técnica, una marca de la casa, que sólo usaba en momentos clave. Era un sistema muy arriesgado que consistía en poner una voz masculina estándar, atónica, pausada, y provocar que la víctima adivinase mi identidad.
—¿Quién habla? —preguntó la vieja después de mi “hola”.
—Lo que faltaba —dije— ¿Ya ni de mi voz te acordás?
—No sé —dijo la vieja—. ¿Con quién quiere hablar?
—¡Con vos, boludona!
Jugada arriesgadísima, tenía que actuar como un kamikaze. Funcionó:
—¿Daniel! —dijo ella, en ese tono intermedio entre la interrogación y la exclamación. El tono se llama “deseo”.
La entonación del nombre propio me dio un millón de pistas. Daniel no era un sobrino, ni un ahijado, porque el grito de la vieja había sido estremecedor. No podía ser más que un hijo. Posiblemente, único. Y ese mismo dato me llevaba a otra cosa: el hijo vivía lejos y no era muy dado a llamar a su madre. Me tiré de cabeza:
—¡Claro, mamá! ¿Quién va a ser?
—¡Dani, Danielito! —sollozó la vieja
http://orsai.es/2007/04/canelones.php
Me hierve la sangre cuando se aprovechan de los viejos. Pienso en si les podría pasar algo similar a mis abuelos y ...
nadie ha visto Nueve reinas?
En lugar de tantos policías, ¿no sería más fácil advertir a la gente de que; como precaución, pregunten el nombre a la persona que llama?...
Uf, no se si debi menearla. Como se corra la voz, ya veo a los listillos reproduciendo el timo en España
por un momento pense que era para no retiremos los fondos