En este momento hay sólo 35 diputados con dedicación exclusiva. El resto compatibiliza el escaño con distintas actividades, desde un despacho de abogados a la participación en tertulias de medios de comunicación, conferencias o actividades docentes. Oficialmente, toda actividad remunerada al margen de la de diputado debe ser expresamente autorizada; pero se ha aplicado siempre un criterio laxo. Pese a que en el Parlamento se pide luz y taquígrafos y se invoca la transparencia, es una de las instituciones más opacas.
Comentarios
Así nos va.
El gran error de nuestro sistema parlamentario es que nuestros diputados no son, realmente, nuestros representantes, sino que lo son de sus formaciones políticas. Las listas cerradas, por partidos y por circunscripciones electorales provinciales impiden que los diputados respondan ante sus electores, quienes, por otro lado, en un altísimo porcentaje no tienen ni idea de a qué diputado o senador han votado en las pasadas elecciones generales (aquí se vota como si fuesen presidenciales y votamos a Zapatero, a Rajoy,...). ¿Conocéis el nombre de los diputados o senadores que salieron elegidos por vuestra respectiva circunscripción electoral?
Ahora imaginemos que redujéramos el ámbito territorial de la circunscripción electoral (de provincia a comarca, municipio, barrio o distrito), donde sólo eligiéramos a un diputado o senador. ¿Acaso no podríamos controlarlo mejor, saber qué hace, qué propuestas ha hecho por nosotros, qué resultados ha obtenido,...?