Publicado hace 15 años por --74531-- a prodiversitas.bioetica.org

Florence Nightingale, nacida en Italia en 1820 aunque de nacionalidad Británica, es conocida por todos (o debería serlo) por ser la madre de la enfermería moderna. Hija de una familia noble y rica renunció a una vida de lujos para hacerse enfermera en plena era victoriana e irse a cuidar enfermos cuando los hospitales eran auténticos mataderos. Esta corajuda mujer revolucionó el cuidado de enfermos y además fue pionera en el uso de la estadística con fines médicos inventando las famosas "tartas" de colores para que los políticos la entendiesen.

Comentarios

D

Pues no, #1 - primero, que ese artículo lleva más de dos años y, más que nada, ese se centra en varias personalidades que, a juicio del autor, deberían ser rescatados del (cuasi) olvido. En cambio, el artículo en cuestión, aquí, se centra específicamente en la figura de la señora Nightingale. Me parece por mérito propio de interés, y mención aparte. Quizá haya más menciones incluidas en Menéame, pero considerarla repe por esa referencia, no.

D

Muy interesante. Soy enfermero, y mira que nos machacaban con la historia de F. Nightingale en primero (no tanto en segundo y aun menos en tercero), pero siempre es bueno recordarla y darla a conocer a quienes no están familiarizados con la profesión.
Otro gran referente de la enfermería actual es Virginia Henderson, que desarrolló el modelo de 14 necesidades básicas del ser humano y que, al menos aquí en Catalunya, he visto usar mucho en las entrevistas de enfermería de los ambulatorios.
http://es.wikipedia.org/wiki/Virginia_Henderson

#3 No mientras existan enfermeras

Kandpalleiro

La revista del instituto nacional de estadística publicó en su nº20 una biografía en la que reconocía su papel no solo como impulsora de la enfermería del siglo XX o como creadora de un documento vital en la atención sanitaria como es la historia clínica sino tambien como gran conocedora de la estadistica y de su aplicación a los estudios en el campo de la salud pública.
http://www.revistaindice.com/numero20/

Meneeitor

#2 Tienes razón en la noticia que indico apenas se habla de Florence Nightingale:

"Florence Nightingale nació en 1820 en una familia acomodada que podía permitirse el lujo de recorrer Europa acompañada de criados. Su infancia y juventud fue un continuo de fiestas, recepciones y vida por todo lo alto. Tenía criados que hacían las tareas domésticas. Vamos, una niña rica.

A Florence, sin embargo, aparte de aburrirle todos estos trajines, le desagradaban las diferencias entre ricos y pobres. Se daba cuenta que mientras unos vivían en la opulencia, también estaba la otra cara de la sociedad, con niños trabajando doce horas, mujeres viéndose obligadas a prostituirse para comer, enfermedades, miseria, etc. Decidió ser enfermera renunciando a la vida acomodada que llevaba y rechazando ofertas de matrimonio para poder ejercer su profesión (dicen que incluso tuvo que gritar un fuerte ¡no! a uno de sus pretendientes ante su insistencia). Su familia, obviamente, se opuso y debido a ello tuvo que aprender de forma autodidacta enfermería y procedimientos de los hospitales.

A los 33 años fue nombrada superintendente de una institución que se ocupaba de ancianas enfermas y pasó por diversos hospitales reuniendo información para saber tomar decisiones en un futuro. Exigió al tesorero que le proporcionara una detallada contabilidad semanal. Quería tener todos los números delante para saber en qué se gastaba el dinero y en qué cantidad. El tesorero estaba perplejo. También asumió la responsabilidad de formar otras enfermeras. Cuidaba de víctimas del cólera en el hospital Middlesex de Londres cuando leyó que no había enfermeras británicas en la guerra de Crimea.

Resulta que en ese conflicto bélico los rusos estaban utilizando una nueva arma desarrollada por una de las compañías de Alfred Nobel. Se trataba de las famosas minas submarinas que podían quedar a unos cuantos metros por debajo de la superficie. Dichas minas llevaban un mecanismo que se activaba cuando el plomo que contenía se veía inclinado porque un barco la tocaba. Los rusos pidieron a Alfred Nobel que fabricara cientos esas minas submarinas que ya habían probado para proteger con éxito los puentes del Báltico. Sembraron las aguas de Sebastopol con muchas de esas minas, lo que obligó a los aliados a hacer un difícil ataque por tierra contra Sebastopol respaldados por una flota que, por las susodichas minas, tenía que estar anclada en el puerto cercano a Balaklava.

Dicha flota de los aliados estaba formada principalmente por barcos de suministros como el Henri IV, el orgullo de la marina francesa. El 14 de noviembre de 1854 se abatió sobre ellos un gran huracán que destruyó toda la flota, incluido el Prince que se llevó siete mil toneladas de suministros médicos, botas y 40.000 abrigos al fondo del mar. Esto obligó a los aliados a una campaña de invierno para la que iban terriblemente mal equipados.

Dio la casualidad, además, que era la primera vez en la historia que un reportero cubría los detalles de una guerra para The Times y gracias a ello, la información había llegado a Florence, quien reclutó 38 enfermeras y utilizó sus influencias para marchar a Crimea. Al llegar vio que las informaciones no tenían nada que ver con el horror que encontró. No había nada en el hospital: ni medicamentos, ni desinfectantes, ni instrumental médico. Las camas estaban amontonadas y había ratas y moscas por todas partes. La relación cirujanos-heridos era de dos a quinientos y había cientos de hombres aquejados de diarrea pero sólo veinte orinales.

Dada su experiencia en registrar todos los datos, aprovechó para recogerlos y dárselos al reportero. The Times dio treinta mil libras esterlinas a Florence quien las gastó rápidamente comprando camisas, paños, teteras, sartenes, calcetines, mesas de operación, toallas, jabón, tijeras y alimentos para una dieta adecuada. Presionó sin tregua a las autoridades militares para que montaran una comisión sanitaria que se encargara de limpiar y blanquear las paredes del hospital y retirar la alcantarilla sobre la que estaban situadas las salas.

Pasó muchas noches en vela cuidando soldados enfermos. Tantas que le pusieron el apodo "la dama de la lámpara". La tasa de mortalidad descendió del 40% al 2%.

Terminada la guerra hizo un informe de 1000 páginas. En su afán por recoger datos se había dado cuenta que morían más soldados en el hospital que no en el frente de batalla. O sea que era más probable morir en el hospital que en la propia guerra. Y es que de los 18.058 soldados muertos en Crimea, sólo 1.771 lo fueron por causa del enemigo mientras que el resto fue a causa de la hospitalización. Se puso en contacto con el alto mando para explicarlo y enviaron una comisión (donde se aprovechó para ascender a unos cuantos ineptos y es que hay cosas que se repiten en la historia continuamente) que confirmó los informes de Florence.

Claro, difundir esa información en la población civil era algo delicado, así que intentaron confundir y dar interpretaciones subjetivas a sus datos. Pero Florence, para contraatacar, inventó los histogramas y diferentes gráficos para mostrar sus resultados. Todavía utilizamos hoy los clásicos quesitos. Sus rivales no pudieron con ella.

Cuando se hicieron públicas esas estadísticas se levantó una oleada de protestas que derribaron al gobierno. La sociedad inglesa tomó conciencia de la importancia de tener enfermeras cualificadas. Por primera vez se recaudaron fondos para la formación de un grupo de enfermeras.

Florence dedicó el resto de su vida a promover su profesión. Fundó una escuela de enfermeras que lleva su nombre. Durante la guerra de Secesión en 1861 fue llamada por el gobierno de la Unión para que organizara sus hospitales de campaña. Animó, además, al gobierno inglés para abrir una cátedra de Estadística Aplicada en la Universidad de Oxford. Sus trabajos y apuntes todavía existen.

Aparte de ser una experta en estadística, pionera en la profesión de la enfermería y de la epidemiología fue la primera mujer miembro de la Statistical Society en 1858, que obtuvo la Royal Red Cross en 1883 de la reina Victoria y fue también la primera mujer condecorada con la Order of Merit en 1907.

Publicó un libro llamado "Apuntes de Enfermería" que fue la biblia de los trabajadores de la salud. Mas tarde añadió una sección sobre el cuidado de los bebés. El dinero ganado con las ventas de este libro fue el único salario que recibió en toda su vida. El 13 de agosto de 1910, Florence se durmió después de almorzar muy poco y no volvió a despertar. La corona inglesa ofreció enterrarla junto a los reyes y genios en la Abadía de Westminster, pero la familia declinó el honor enterrándola en la cripta familiar de East Wellow. Su féretro fue llevado por 6 sargentos ingleses.

Sin embargo, las labores de Florence no habían caído en saco roto. Mucho antes de su muerte, todas sus acciones habían influido profundamente en un hombre llamado Jean-Henri Dunant, un filántropo suizo que vivió algo similar. Había ido a exponer sus negocios en Argelia para Napoleón III y allí contempló el campo de batalla de Solferino después del enfrentamiento de los ejércitos austríaco y franco-piamontés que combatían en la guerra italiana. Impresionado por aquel espectáculo de horror en el que yacían 40.000 hombres abandonados a la fortuna por la ineficacia de los servicios sanitarios de la época reunió a voluntarios de los pueblos cercanos, especialmente las mujeres y las muchachas, para proporcionar ayuda a los soldados malheridos y enfermos. Convenció a la población para asistir a los hombres de ambos bandos manteniéndose al margen del conflicto según el lema "fratelli de Tutti" (todos son hermanos).

De sus vivencias escribió el libro "Recuerdos de Solferino". Junto a ese libro, los ánimos de Florence y cuatro miembros de la Sociedad Ginebrina de Utilidad Pública constituyeron formalmente en 1863 el Comité Internacional de la Cruz Roja. Se estableció, además, la primera Convención de Ginebra para "la mejora del estado de salud de los soldados heridos en el campo de batalla" en 1864 junto con representantes de 17 países."

Solo se le dedica aproximadamente el 95% del artículo roll

ailian

Es bueno rescatar para la historia a todas las mujeres que han hecho cosas extraordinarias.

D

Gracias #2 por tu enconada defensa , lamentablemente, me temo que la señora Nightingale esta condenada a ser una olvidada de la historia .

N

El feminismo aspiraba a que las mujeres quisiéramos parecernos a esta señora. Y pensar que el Instituto de la Mujer sacó un informe sobre el sexismo en los videojuegos y se atrevió a incluir el Tetris...