Hace 15 años | Por --97137-- a xlsemanal.com
Publicado hace 15 años por --97137-- a xlsemanal.com

La sugerencia de muchos divulgadores científicos respalda una posición inquietante: la de que el éxito, o en definitiva la felicidad, no depende de un solo factor, como los genes que lo hayan conformado a uno, la dieta, el hemisferio en el que nos ha tocado vivir, el trabajo o la buena salud, sino de algo mucho más complicado.Más allá de la persona, resulta que su felicidad y sus ánimos dependen de los valores del mundo que habita y del entramado pergeñado con los demás. La felicidad, va mucho más allá del comportamiento individual.

Comentarios

spidey

¿Buen equilibrio entre éxito laboral, salud, amor e integración en algún grupo social?

yatedigo

Creo que este artículo tiene algo de ironía...
Sospecho que Punset sabe, como hombre inteligente que es, que la felicidad en última instancia depende de uno mismo. La felicidad es una actitud ante la vida porque no es lo que pasa, es cómo uno vive lo que pasa.

starwars_attacks

yo creo que la felicidad depende de muchas cosas como dice y cada uno además la encuentra en algo diferente. Hay gente que busca toda su vida la felicidad en muchos sitios....pero el éxito social sí que creo que sea importante a la hora de ser feliz, incluyendo tener una buena vida con estabilidad y sin excesivas penurias....y un trabajo que te llene.

D

¡De casinos y furcias!

tres1416

Para encontrar la felicidad primero hay que saber qué nos hace felices, sino se estaremos buscando algo que no sabemos como es. Esto puede llevarnos a tenerlo delante nuestro y no ser capaces de identificarlo.

El entorno social es muy importante para la felicidad, el ser humano es un animal social. Ahora bien, el núcleo de dicho entorno es uno mismo.

m

"a pesar de su atractivo a nivel mental, la política es irrelevante a la hora de conformar la vida social. ¿Por qué? Es un mercado en donde las barreras de entrada son prácticamente infranqueables –todavía más en Europa que en Estados Unidos– y donde la competencia y, por lo tanto, la innovación no son posibles. Los economistas hemos aprendido desde que nos enseñaron el abecedario de la economía que sin libertad de entrada en cualquier mercado no hay competencia; sin competencia no existen incentivos para innovar, y sin innovación no hay progreso. Comparado con la tormenta cerebral y con la intensidad de las interrelaciones en la sociedad civil, el campo funcionarial es un páramo inerte."