Resulta que Patricia Webster, de 58 años, llevaba 15 años llorando cada vez que comía debido a una extraña enfermedad relacionada con las fibras nerviosas que regulan la salivación, las cuáles alteraban el funcionamiento de la glándula lagrimal. El caso es que una década y media después y gracias al botox esta mujer puede volver a degustar la comida sin llevar encima un pañuelo. Ingles http://www.dailymail.co.uk/health/article-1125474/Crocodile-tears-Woman-cried-time-ate-15-years-finally-cured-Botox.html
Comentarios
Como puntualización...el botox no sirve para inflar rostros
#2 Lo he quitado de la entradilla.
A mí también se me saltan las lágrimas cuando me tomo una buena fabada.
de verdá que peña mas singular hay por ahí
#1: A mi me pasa algo parecido, pero es una experiencia sonora, y olorosa. Digamos que sería como una especie de concierto.