Todo se estropeó cuando algunos de los ocupantes vendieron su historia a la prensa británica. A la mañana siguiente todos los medios se hacían eco de la noticia, y sucedió precisamente todo lo que no querían: hacerse famosos. Su actividad artística, principal motivo de la ocupación, ha quedado relegada a un segundo y tercer plano. Relacionada: Ocupada una mansión de 6 millones de libras
Desde entonces, la gente se detiene al pasar por delante de la casa y dispara fotos. Los más curiosos llaman a la puerta e incluso les piden permiso para entrar y ver cómo viven. Los periodistas les solicitan entrevistas continuamente. Pero los ocupantes no dejan entrar a nadie y no quieren ni oír hablar de la prensa. "Nos han pintado como unos vagos que vivimos de gratis en esta casa, cuando es todo lo contrario, somos artistas que buscamos un espacio para trabajar, y nos pasamos el día trabajando, pero esto tiene morbo para la prensa, interesa más publicar otras cosas", lamenta uno de ellos.
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Desde entonces, la gente se detiene al pasar por delante de la casa y dispara fotos. Los más curiosos llaman a la puerta e incluso les piden permiso para entrar y ver cómo viven. Los periodistas les solicitan entrevistas continuamente. Pero los ocupantes no dejan entrar a nadie y no quieren ni oír hablar de la prensa. "Nos han pintado como unos vagos que vivimos de gratis en esta casa, cuando es todo lo contrario, somos artistas que buscamos un espacio para trabajar, y nos pasamos el día trabajando, pero esto tiene morbo para la prensa, interesa más publicar otras cosas", lamenta uno de ellos.
¿Artistas en plan SGAE?...