Al cabo del día uno puede recibir en su correo varios mails cargados de consejos 'saludables' y de advertencias a cerca del contenido de sustancias peligrosas en alimentos y productos de uso cotidiano. Por lo general estos mensajes reconducen a páginas incomprensibles e incluso inexistentes.
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El que ha escrito este artículo acaba de caer del guindo, vamos.