#11 La única salida que le queda es aguantar hasta que llegue la recuperación económica de la UE, y rezar para que la inercia del mercado único les saque del pozo. (Es lo que en teoría debería pasar).

Si quiebran, nadie sabe lo que puede llegar a pasar. Como mínimo, nacionalización bancaria y corralito. Los funcionarios y contratistas del Estado empezarían a cobrar en deuda (que valdrá menos de lo que dirán las autoridades que vale). Probablemente se produciría una costosísima salida del euro rumbo a un neo-dracma devaluado.

Entre el aumento del precio de la energía (importar petróleo es caro con divisa que vale poco) y la necesidad de tirar de la máquina de imprimir billetes (para mantener el Estado que ya no puede tirar de deuda), no tardarían en tener una inflación disparada e incontrolable.

Con la llegada de la hiperinflación, la clase media empezará a pasar hambre (literalmente), y la economía sumergida crecerá hasta ser considerablemente más grande que la economía oficial (la que sostiene al Estado). Para seguir a flote, el Estado imprimirá más moneda, y eso provocará aún más inflación, aún más economía sumergida, y aún menos financiación del Estado. Hemos llegado al círculo vicioso.

A principios de mes, cientos de personas se acumulan en las colas de las tiendas para gastarse lo antes posible el mísero sueldo que acaban de cobrar. Dos días después, lo que no hayan gastado valdrá la mitad.

Entre medias, media Grecia empieza a arder, con el peligro de perder el control de las propias fuerzas de seguridad (que ahora cobran en bonos y moneda devaluada). A la larga, alguien tendría que echar mano del ejército, y no habría que esperar demasiado a que un salvapatrias con galones decidiera salvar el país.

Llegados a este punto, sólo queda rezar para que el nuevo dictador, Adolphous Hitlerpoulos, no se obsesione con la Megali Idea y le dé por invadir Turquía.